Bio
Empecé a competir en artes marciales en España hasta que me lesioné gravemente el 23 de junio de 2020, pasando unos dos meses tumbado en el hospital y varios más para recuperarme. Mi mujer me trajo un papel y un bolígrafo. Fue entonces cuando empecé a dibujar de nuevo.
Me embarqué en este viaje en horas oscuras, drogado la mayor parte del día para aliviar el dolor. El dibujo se convirtió en mi vía de escape ideal. Exploré formas, tonos y añadí progresivamente colores. Libre de toda formación académica, he ido definiendo mis procesos a través de la exploración y de una libertad innegable. Me inspiro en los cuadros de los muchos artistas con los que me he cruzado, intentando expresar parte de la emoción que me provoca un rostro, la belleza de un momento o una forma. Mi objetivo final es captar la sensibilidad del espectador y provocar alguna reacción.
Con un trabajo que me encanta, al que dedico muchas horas y viajes, y tres niños pequeños, no puedo dedicar más de una noche a la semana a dibujar. Suelo empezar cuando los niños duermen, conversando con mi mujer alrededor de una copa de vino y algo de música de fondo... Suelo terminar cuando se me caen los ojos y mi mente se evade en un perfecto estado de tranquilidad.